Episodio 1
«El recuerdo de un cielo azul siempre lo tendre en lo más profundo de mi mente, ya que ahora el cielo solo tiene un color rojo y gris»
Un hombre lobo miraba al cielo frunciendo el ceño, ya que lo único que podía ver era el humo de uno de los edificios que había sido destruido por un bombardero.
A pesar que le dolía un poco ver como su ciudad se caía en pedazos él era solo una bestia más del grupo de civiles que estaban en aquella ruina moderna.
La guerra se había llevado la belleza de su ciudad dejando solo un cascarón vacío, el cual estaba lleno de muerte y donde poder despertar vivo era sin dudas un privilegio.
Pero aunque no quisiera estar en aquel lugar que alguna vez llamó hogar, las circunstancias evitaban que pudiera salir ya que fuera de la ciudad sólo había muerte.
Esto debido al estado avanzado de la guerra y la crudeza con la que se estaba desarrollando dejando solo tras de sí muerte y destrucción.
El hombre lobo que se había perdido en sus pensamientos solo volvió a sus sentidos cuando una bomba explotó cerca de donde estaba.
Por lo que al caer al suelo suspiro antes de mover su mano para intentar quitar el polvo y piedras que tenía encima y que le impedian ver correctamente.
Tras esto se levantó y con solo dar una mirada al nuevo hueco en la pared tomó la mochila con suministros que había reunido de aquel lugar, mientras lo hacía se detuvo cuando escuchó el ruido de un camión militar que se acercaba.
Fue en ese momento sintió una sensación de frío recorrer su espalda por el miedo que le provocaba ese sonido.
Así que sin dudarlo corrió hacia un hueco en la pared desde donde miró para poder saber quienes habían llegado.
Sus pupilas se contrajeron al mirar los uniformes grises ya que supo que su miedo era bastante real, debido a que el camión tenía guerrilleros pertenecientes al ejército de liberación Grass.
Un grupo paramilitar que se formó en la ciudad y que actuaban como mercenarios del bando que pudiera pagar sus servicios.
El problema era que al ser un grupo paramilitar, no respetaban las llamadas reglas de la guerra, mataban y violaban a quien podían sin importar las consecuencias de sus acciones.
Eran la peor amenaza para los civiles y ahora tenía un grupo de ellos bajando del camión para entrar al edificio donde él estaba.
Por lo que conteniendo su miedo apretó su mochila y se dispuso a escapar por el último piso del edificio, ya que ese grupo de bastardos no tardarian en llegar a donde él estaba.
Corriendo de manera rápida por la habitación no tardó en llegar a unas escaleras de servicio que llevaban al techo, aunque conforme subía.
Pudo escuchar los estruendos de algunos disparos por lo que el hombre lobo trago saliva ya que sabía que los pobres bastardos que estaban en los pisos inferiores habían sido liquidados.
Pero ese ya no era su problema ya que lo único que importaba en ese momento era poder llegar a su refugio sano y salvo.
Al llegar a la azotea golpeó la puerta saliendo al último piso, donde estaba un edificio medio derrumbado desde donde dio un enorme salto.
Mientras esto sucedía en el primer piso donde estaban los mercenarios.
Una pequeña niña que sonreía y que tenía un vestido blanco era colocada frente a un montón de basura antes de que uno de los mercenarios diera la orden de acabar con su vida.
Con un estruendo su vida llegó a su final dejando solo un cadáver el cual fue subido al camión militar por orden de un mercenario con rasgos de zorro.
Quien de manera indiferente miró el cuerpo pues para él solo era una forma de ganar dinero para su emprendimiento de órganos del cual estaba orgulloso…


Episodio 3
La pequeña niña lobo que estaba durmiendo movió sus orejas al sentir una pequeña rafaga de aire, por lo que abrió los ojos lentamente.
Pudiendo ver a su padre durmiendo frente a ella por lo que levantándose de la cama corrió a su padre y lo abrazo mientras lagrimas salían de sus ojos.
El hombre lobo se despertó por la acción de su hija y solo pudo sonreír mientras la colocaba entre sus brazos.
«Mi pequeña Lune, lamento haber llegado tarde pero surgió un imprevisto»
Lune abrazó a su padre y no lo soltó como si él pudiera desaparecer. «Papá, yo pense que habias desaparecido como mamá.»
El hombre lobo suspiro y acaricio la cabeza de Lune. «Sabes que te prometí que no te abandonaría hasta que pudiera ver a mis nietos.
Además tu madre no nos abandonó, ella solo está en un lugar mejor.»
Lune levantó su cabeza dejando ver sus ojos grises con lágrimas y miró a su padre «¿Ella está en el cielo?»
El hombre lobo asintió mientras una sonrisa melancólica se formaba en su rostro. «Ella está en el cielo Lune, estoy seguro que nos esperara.
Ella…
Ella no eligió irse hija, las cosas solo salieron mal mientras viajaba en ese avión pero estoy seguro que solo lo comprenderás cuando seas grande…»
Las palabras del hombre lobo se detuvieron cuando una explocion de una de las minas del lugar explotó, por lo que su rostro cambió a uno serio.
Lo primero que hizo fue abrazar a su hija mientras se levantaba del sillón,soportando el dolor en su pie caminó con su hija en brazos hacia el ropero.
El cual abrió solo para dejar al descubierto una escopeta negra, aunque no la tomó pues primero acomodo a su hija en el ropero.
La pequeña Lune miro como su padre le indicaba con su dedo que guardara silencio antes de ver como tomaba su arma y cerraba el ropero dejándola sola en su pequeño escondite.
El hombre lobo cortó cartucho y se preparó para salir a su pequeña área de vigía la cual estaba en las ruinas del edificio detrás de su escondite.
Aunque la escopeta era un arma inutil a largas distancias solo pensaba usarla para poder defenderse en caso de tener que enfrentarse en su camino a su área de vigía.
En especial por que no sabia quien habia entrado en el área, por lo que no pensaba arriesgarse en especial con su hija en su escondite y el herido en su pierna.
El camino por las ruinas no fue complicado pero al llegar a su pequeña área de vigía.
Se sentó en una silla y tras encender un cigarrillo, levantó sus binoculares y empezó a ver el área donde se había activado la mina terrestre.
Primero reviso el área cercana a las ruinas del hospital infantil, pero como siempre lo único que había era una zona muerta carente de vida.
Solamente estaba llena con señales de peligro biológico, por lo que enfocó sus binoculares al área del supermercado y fue en ese momento que pudo ver los restos de lo que parecía ser un vehículo civil.
El cual parecía haber detonado una mina anti vehículos lo que ocasionó que el vehículo explotara dejando solo los restos de lo que alguna vez fue un carro.
Negando con su cabeza el hombre lobo suspiro pues otro incauto había muerto por las minas.